viernes, 20 de febrero de 2015

Alma desnuda

Soy un alma desnuda en estos versos, 
Alma desnuda que angustiada y sola 
Va dejando sus pétalos dispersos. 

Alma que puede ser una amapola, 

Que puede ser un lirio, una violeta, 
Un peñasco, una selva y una ola. 

Alma que como el viento vaga inquieta 

Y ruge cuando está sobre los mares, 
Y duerme dulcemente en una grieta. 

Alma que adora sobre sus altares, 

Dioses que no se bajan a cegarla; 
Alma que no conoce valladares. 

Alma que fuera fácil dominarla 

Con sólo un corazón que se partiera 
Para en su sangre cálida regarla. 

Alma que cuando está en la primavera 

Dice al invierno que demora: vuelve, 
Caiga tu nieve sobre la pradera. 

Alma que cuando nieva se disuelve 

En tristezas, clamando por las rosas 
con que la primavera nos envuelve. 

Alma que a ratos suelta mariposas 
A campo abierto, sin fijar distancia, 
Y les dice: libad sobre las cosas. 

Alma que ha de morir de una fragancia 
De un suspiro, de un verso en que se ruega, 
Sin perder, a poderlo, su elegancia. 

Alma que nada sabe y todo niega 
Y negando lo bueno el bien propicia 
Porque es negando como más se entrega. 

Alma que suele haber como delicia 
Palpar las almas, despreciar la huella, 
Y sentir en la mano una caricia. 

Alma que siempre disconforme de ella, 
Como los vientos vaga, corre y gira; 
Alma que sangra y sin cesar delira 
Por ser el buque en marcha de la estrella.


Alfonsina Storni

miércoles, 11 de febrero de 2015

Español y Gachupín


Con su chamarra de sol
y su guitarra de luz
fumaba, mirando al mar,
el puerto de Veracruz.

Así te vino a esperar,
Sin saber ni que venías,
Eras otro de tantos
Que México recibía

El humo, puesto a secar,
A popa se despedía
Como un adiós sobre el mar
Que a tu España se volvía-

¡Tantas ansias de llegar!
Y ahora… te arrepentías
Y ¡qué ganas de llorar,
Que hasta el pecho te dolía!

Eras otro de los tantos
Con su fingida alegría
Que Veracruz vio llegar
Sin saber ni que venías.

Después a empezar de nuevo,
A comenzar desde abajo;
La suerte del mismo idioma
Fue tu agente de trabajo.
¡Cuántas veces el recuerdo,
Sobornando sentimientos,
Con surcos de desalientos,
Te quiso cerrar el paso.

Sin saber que un español
Será siempre un gran señor,
Analfabeto al fracaso!
Y sin cuartel, noche y día,

Luchando por imponerte,
Sin esperar de la suerte
Ni soñar con loterías….
Suerte: ¡la fe que tenías!

Y esa fe te llevó arriba
Porque nunca te importaron
Los peldaños que faltaban
Sino subir, subir cada día

Como una rueda sin fin.
Fueron pasando los años
De luchas y desengaños
Pero pasaron al fin…

Mi querido gachupín.
¿te acuerdas de Veracruz
Con su chamarra de sol
Y su guitarra de luz,

Ese mismo Veracruz
Que un día te fue a esperar
Sin saber ni que venias?
¿Recuerdas como te hería

El nombre de gachupín
Que en lengua azteca es, al fin,
Hombre que salta? Ya ves
Que nadie quiso ofenderte;

Entonces pudo dolerte,
Mas ahora que tu orgullo
Es mostrar los hijos tuyos
Que nacieron mexicanos,

A ese que te ha llamado gachupín
Con ironía, dile con esa alegría
Del que sabe ser feliz…
¡Si señor, soy gachupín

Porque he nacido español
Pero a México señor, yo no vine
A maldecir, he venido a trabajar
Y aquí… aquí… aquí…

Me han de enterrar,
Cuando me toque morir…!
¡Llame, grite gachupín!
Porque el serlo para mí

Es un gran timbre de honor
Que solo se lo permito
Por las dudas… lo repito:
Que solo se lo permito

Que lo diga un mexicano
Enamorado de su tierra,
No al ingrato mal nacido
Que de México se ha ido

Sin que nadie lo corriera.
A ese que, en tierra extrajera,
Renegado y sin hombría,
Compro una ciudadanía

Que ninguno le ofreciera,
Que despreció la bandera
Que su patria le entregara,
La tierra que lo acunó

Y la lecha que tomó
De una madre mexicana…
A ese sí que si me llama
O grita gachupín…

Con la punta del botín
Lo llevo hasta la frontera,
A ver si de esta manera
Una vez que llegue aquí,

Se da por bien enterado
Como trata a un renegado
Un padre de mexicanos
Español y gachupín